viernes, 18 de septiembre de 2009

A mi profesor preferido

Al más querido

Una calesita de colores.
Un orden cuasi perfecto.
Una hora antes todo listo.
Una idea, un proyecto, un acierto…

Un motivador nato, un educador, un poeta que le busca sentido a los pormenores de cada entrenamiento. Un pequeño gigante que no se conforma con dar mucho, el quiere darlo todo, al 100% de sus capacidades. Es un buscador de la perfección, un cazador de novedades, un rastreador de perlas. Se actualiza constantemente y busca mejores resultados de mil formas atractivas diferentes. Pero al mismo tiempo es consciente de que no se las sabe todas.

No se calla nunca y lo que tiene que decir, por más que duela, el enano te lo dice. Lo dice enérgicamente, con respeto, con pasión… y lo dice porque se preocupa por los jugadores, por su trabajo, por los sueños compartidos. No es lo mismo tirar 10 conitos para demarcar la cancha que acomodar simétricamente a lo “artemanía” cada tortuguita en el lugar exacto, justo arriba de ese pan de césped en el cual está llamado a reposar. La diferencia entre los buenos y los mejores está en los pequeños detelles… y creo que Fede entendió ese concepto.

Su pedagogía equipara a la empleada por las seños del jardín. “Hay que sudar sangre en este entrenamiento para luego poder disfrutar con gozo el final del partido”. Le encanta empapelar vestuarios contagiando la filosofía del esfuerzo y tirando esas frases que calzan diez puntos para el nick de los pibes. “El talento gana partidos pero la inteligencia y el trabajo en equipo ganan campeonatos”. Citas que nos llevan a redescubrir el mundo del fútbol, que nos permiten ver el juego con una perspectiva distinta, con los ojos de otro. “Esfuerzo está antes que Éxito; Sacrificio antes que Satisfacción, Trabajo antes que Triunfo”.



Frustrado nueve de potencia y gran definición.
Gran capacidad goleadora, buen disparo en movimiento y mejor con pelota quieta.

Como futbolista habla más de lo que juega. Sabe resolver, tiene muy buena pegada y patentó una jugada con amague que me recuerda mucho a “la boba” de Andrés D´alessandro… pero lo cierto es que su mente y su lengua corren más rápido que sus piernas y la pierde. La pierde porque él se cree un Carlitos Rodríguez, un creativo con la definición de Flematti, la pegada de Nacho y la potencia física de Seba Rojas. Pero no, no lo es. Así que la vuelve a pedir y reinventa la misma jugada con las mismas ganas… y con el mismo resultado. Por eso lo llamamos “la calesita” , una calesita que tiene muchos chiches, que esconde magia, que le pone música al folklore del fútbol y que le permite la sortija sólo a aquellos que se la ganan con constancia.

El trabajo incesante, la confianza rebalsando, la pasión siempre delante y la docencia a flor de piel. Federico no sólo nos prepara y capacita, sino que educa y concientiza de lo que debe y cree que necesitan los chicos y los grandes. Todos aprendimos de él, todos nos exigimos por él, todos le agradecemos su presencia y tratamos de hacerlo quedar bien dentro del campo, y la mejor manera de retribuirle es desgastando nuestras fuerzas. Gracias por hacernos sentir tan bien"



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