miércoles, 24 de marzo de 2010

Diez claves sobre cómo aprendemos


Según las últimas investigaciones


En los últimos años los avances científicos nos han ayudado a conocer mejor cómo trabaja nuestro cerebro durante los procesos de aprendizaje. Hemos recopilado algunas claves que pueden resultar útiles tanto para los estudiantes universitarios como para los docentes.

1. No es el tamaño de nuestro cerebro sino el número, la diversidad y el grado de interacción entre las neuronas lo que determina nuestra capacidad de aprender (plasticidad cognitiva).

2. Según una investigación sobre el cerebro realizada por científicos del MIT en 2009, existen dos regiones cerebrales concretas que se activan sólo cuando hacemos las cosas bien, y no cuando las hacemos mal. Dado que las áreas activas están vinculadas con el aprendizaje y la memoria, los científicos han llegado a la conclusión de que aprendemos más de los aciertos que de los errores.

3. Científicos argentinos y brasileños demostraron a principios de 2010 que la dopamina es el neurotransmisor clave que regula la duración de la memoria, y que actúa en varias regiones del cerebro, en particular en una que tiene forma de caballito de mar y recibe el nombre de “hipocampo”. Si lo que uno aprende o experimenta resulta importante o placentero, la dopamina activa el hipocampo para que guarde mejor esa memoria. Pero si lo que uno aprende no le satisface la información se borra rápido.

4. La memoria de trabajo puede predecir mejor el éxito o el fracaso de un estudiante que su cociente intelectual, según los expertos. Este tipo de memoria se refiere a los procesos que se utilizan para retener información en la mente durante un período corto de tiempo y para manipular esta información. La memoria de trabajo se potencia, por ejemplo, en reuniones y actividades sociales. Y se reduce si pasamos mucho tiempo viendo la televisión.

5. Según datos recientes, hoy los estudiantes sufren cinco veces más ansiedad y estrés que sus pares hace 80 años, y eso afecta negativamente a su memoria y a su capacidad de concentración.

6. Pasar la noche en vela para estudiar para un examen disminuye notablemente nuestra capacidad de aprendizaje. Por el contrario, dormir una larga siesta por la tarde prepara al cerebro para recordar cosas y aumenta un 10% el rendimiento. “Es como reiniciar un ordenador para que funcione sin problemas”, afirman los responsables de la investigación, de la Universidad de Berkeley.

7. Aprender es muy sano. Hace unos meses, un equipo de neurobiólogos de la Universidad de California en Irvine obtuvo por primera vez pruebas visuales de que el aprendizaje potencia la salud del cerebro y retrasa el envejecimiento, reduciendo el riesgo de sufrir demencia y Alzheimer. ¡Todo un argumento en defensa de la formación continua!

8. Científicos de la Universidad Pompeu Fabra (España) han calculado que cada persona guarda en su diccionario mental una media de 50.000 palabras, tiene una capacidad para pronunciar hasta tres en un segundo y apenas comete errores. Estudiando también cómo se procesa el lenguaje, investigadores de la Universidad de Barcelona demostraron el pasado mes de febrero que los nuevos nombres y verbos que aprendemos se almacenan en zonas diferentes del cerebro.

9. Un estudio reciente realizado en la Unión Europea ha demostrado aprender idiomas es positivo para el cerebro. Además de que probablemente retrase la demencia, los investigadores han identificado que podría favorecer el aprendizaje, la creatividad y el razonamiento complejo, las capacidades sociales y comunicativas, y la flexibilidad mental.

10. La ingesta de magnesio potencia los procesos neuronales clave para el aprendizaje y la memoria, según un estudio reciente publicado en la revista Neuron. Lo malo es que según Guosong Liu, coautor de la investigación, “la mitad de la población de los paises industrializados padece un déficit de magnesio, que aumenta con la edad”.


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