Este relato breve de Adela Basch refleja lo que nos sucede muchas veces ya sea como docentes o como madres
Micaela tenía los ojos fijos en un dedo de cada mano.
-Nena, ¿se puede saber qué hacés? –le preguntó la madre después de media hora-. No es que me quiera meter, pero me parece importante que las madres y las hijas hablen entre sí.
-Estoy tratando de hacer lo que nos dijo la seño –respondió Micaela-. Nos explicó que para saber qué hay dentro de un libro hay que mirar el índice, pero yo me estoy mirando los índices hace horas y de libros no veo nada.
-¡Pero no, Mica! Es otro índice el que tenés que mirar.
-¿Cuál, mami? Porque solamente tengo dos, el de la mano derecha y el de la izquierda. Ah, se me ocurre una idea. A lo mejor los pies también tienen índices.
-No, no tienen.
-Bueno, pero algo tienen que ver con los libros, porque la seño nos dijo que muchas veces en las páginas se ponen notas al pie.
-Sí, Mica, pero eso quiere decir que se pone una nota al pie de la página.
-Mami, en los libros que yo conozco nunca vi que las páginas tuvieran pies. ¿Los libros de los grandes tienen? A ver, mostrame alguno de los tuyos. Quiero ver si los pies de los libros andan descalzos o si usan zapatos.
-Mica, los libros no tienen pies. Los de los grandes tampoco.
-Y si no tienen pies, ¿me querés decir cómo le ponen notas al pie?
-No le ponen notas al pie. Cuando se habla de un libro, nota al pie quiere decir que se pone una nota al final de la página.
-A nosotros la seño nos pone una nota en las pruebas solamente, no nos pone notas en cada página del cuaderno.
-Mica, esas son otra clase de notas que la maestra pone para evaluar.
-¿Quién es Eva Luar, mami?
-Qué sé yo quién es. No la conozco.
-Pero dijiste que la seño pone notas para Eva Luar. A lo mejor es una amiga de ella, pero como sabés el nombre pensé que la conocías.
-¡No, Mica! Para evaluar quiere decir para estimar lo que aprendieron.
-Ah, por eso a veces nos dice “estimados alumnos”, porque se lo pasa estimando lo que aprendimos.
La madre de Micaela se dio media vuelta y salió de la habitación, cuando escuchó: –Mami, ¿qué hacés?
-Nada, nena. Me voy a quedar un rato con la boca cerrada. Me parece importante que las madres y las hijas estén en silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario